DIAGNOSTICO: DISFASIA ...

     Regresé a la consulta del neurólogo con una carpeta llena con los resultados de los exámenes.
Para mi todos resultaron complicados de efectuar, para dormirlo, para sacarle sangre, algunos fueron muy difíciles y fuertes de soportar. El médico lo examino físicamente, mi hijo se dejó examinar sin problemas. La vez anterior no consiguió ni siquiera tocarlo. Interactuaron sin problemas ambos, jugaron con unos autitos inclusive. Mientras lo miraba y examinaba el médico me preguntó sobre la toma del medicamento y cómo eso estaba funcionando, si había tenido algún problema. Me quedé un rato callada sabiendo que no se los había dado. Tuve que asumir el reto que me llegaría por mi irresponsabilidad y le dije que no se los había dado porque había estado viendo las contraindicaciones y me dio miedo. El médico me quedó mirando callado mientras yo pensaba.. ya, aquí viene la reprimenda. Me dice... ¿no se lo estas dando? Tragando saliva le digo, No doctor.
     No podía creer que mi hijo estuviera así de apacible, tranquilo y relajado sin el medicamento y que lo había logrado solo con autocontrol... mío y de él. Se sonreía y me felicitaba ¿Cómo lo hiciste? me repetía. Me llenó de orgullo haber logrado calmar mi propia angustia y haberle transmitido esa nueva vibración a mi hijo. Vio los exámenes detenidamente un buen rato y finalmente me dijo que Autismo no era. Que lo que tenía Pablo era Disfasia. 
Pero ¿Qué era la Disfasia concretamente? ¿Tendría curación?

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