CUIDADO CON LA NANA....

     Cuando surgió la propuesta de trabajo para mi, también comenzó la búsqueda de un persona que cuidara de Pablo. Hacia varios años que una mujer joven, había llegado a trabajar a la casa de mi papá, luego trabajó en la casa de mi hermano cuando se caso, era muy cariñosa con mis sobrinas, preocupada de sus comidas, sus ropas, de darles sus remedios, de llevarlas con la pediatra...era como una mamá!! También había estado trabajando en la casa de una amiga a cargo de sus dos hijos y los niños nunca tuvieron problemas con ella (hasta que lo supe meses después).
     Cuando yo me contacté con "la Sandrita", ella andaba en busca de trabajo así que conversamos y le propuse ir a mi casa tres días a la semana mientras yo iba a trabajar, iríamos alargando los días hasta llegar a los 5. Pero para que Pablo se acostumbrara a ella y viceversa, estuvimos en un plan de casi dos semanas en las cuales ella poco a poco iba conociendo la "forma de ser" de Pablo, sus hábitos de comida, su "idioma", etc.
     Yo salía a comprar pan y volvía a la casa y él quedaba angustiado, no lloraba sino que se le notaba la carita de angustia pero el paso tenia que ser dado y me iba no mas al trabajo mientras mi hijo repetía una y otra vez..."la mama ya viene, la mama ya viene..." incansablemente.
    Cuando llegaba de regreso del trabajo a la casa, ella ya se había ido y mi marido me decía que encontraba todo bien, todo tranquilo, nada fuera de lo normal.
     Al mes mas o menos, Pablo empezó a hacer pataletas terribles cuando la Sandrita llegaba, un hecho que me extraño mucho fue que una mañana ella llego y Pablo me tomo la mano y me llevo al baño, ahí cerró la puerta y puso las manos con los brazos extendidos como afirmando la puerta.... Nos quedamos ahí un rato y se tranquilizó después, no lloro ni nada cuando me fui. Otro día se metió debajo de la cama o me abrazaba y no quería soltarme, llorando. Desde el trabajo algunas veces llame para la casa y no escuchaba ni llantos ni nada.  Bueno, mi instinto me hizo ser mas cuidadosa y no tan confiada, si me tocaba salir por algún motivo del trabajo, entraba a la casa con cualquier excusa y no notaba nada con respecto a que ella maltratara a Pablo pero por si acaso empecé a poner la filmadora cuando me iba, siempre en diferentes partes y cuando llegaba en la noche, la revisaba y nada....
     Lamentablemente la filmadora duraba solo algunas horas, no toda la jornada de trabajo así que era imposible saber qué pasaba después que la filmadora dejaba de funcionar.
     A medida que fue pasando el tiempo, ya eran casi 3 meses, Pablo definitivamente no quería nada con ella, las pataletas eran cada vez peor, se encerraba en la pieza, gritaba de noche y aunque yo intente por todos los medios que el lograra decirme algo, nada. Bueno, una tarde me acompaño a llevar a los niños al dentista y le vi un moretón en una pierna, era perfectamente redondo y le dije... Mire Sandrita, como se hizo esto? y me responde que no sabe, que Pablo es muy inquieto, salta mucho.
     Otro día ella llega en la mañana y le digo que Pablo había pasado una mala noche y esta durmiendo en mi pieza así que no lo despierte, que lo deje dormir no mas, de este modo ella tendrá tiempo de hacer mas cosas.... Antes de irme dejo la filmadora apuntando hacia mi dormitorio y en la noche cuando la retrocedo me doy cuenta que apenas yo me fui, ella estuvo hablando por teléfono al lado del Pablo, súper fuerte, y entremedio ella decía que estaba cuidando a un niño muy mañoso y que lo iba a despertar. Lo hizo, abrió las cortinas y llegó luz a su cara entonces Pablo se quejó, ella lo tomó, lo sacó de la cama hablándole en malos términos y lo llevó al baño donde se escuchaba el agua correr y a Pablo llorar desenfrenado. Casi me morí cuando vi esto así que al otro día cuando ella llegó, vestí al Pablo y le dije que me lo llevaba. Ella solo tenía que ir después a la oficina para buscar su finiquito pero entremedio le vi en la espalda a Pablo una herida, tan grande que abarcaba la espalda completa, desde el omóplato a la cintura. Era como una ralladura en diagonal.... Le digo... Como me explicas esto? Y no hubo explicación......
     Los sentimientos de culpa me persiguieron meses, haberlo dejado solo en manos de esta imbécil torturadora, culpa de no haber detectado los síntomas que Pablo me transmitía, culpa de haberlo expuesto al dolor innecesariamente.... En las noches me iba a su camita y recordaba que en su desesperación el me decía..."aquí, aquí" (para que yo me quedara con él en la camita). Lloré muchas veces pidiéndole perdón.....

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